Etiquetas: eclosión poética
Mañana cumpliré
muchos años.
Mi único deseo es despertar
y ser el Correcaminos.
Quiero mirarme
como él me ve.
(Osvaldo Bossi)
Paisajes de lo informe
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Debería haber estudiado esta tarde,
pronto tendré otro examen final,
en cambio abrí la ventana del comedor
para sentir como el viento empujaba mugre.
Invadió el ambiente un aire frío,
es la llegada cíclica del invierno
llevándose el recuerdo de las flores desparramadas
instalando los buzos con capucha por toda la ciudad.
Lectochupi 9.11
No tenemos monjes tibetanos
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No tenemos monjes tibetanos
que prendan incienso y toquen campanadas
sólo un viento arrastrando
el olor de los difuntos
esparcidos en el campo santo
en disposición de damero
apilándose uno sobre otro
para que este viento ancestral
avive el fuego que ilumina nuestras manos:
así debe ser la llegada de la muerte.
v1
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El cielo se desmorona
lagrimas en el cielo de Cristo son,
lloriqueando por aquellas aves perforadas
por perdigones.
El cielo asesino de Lorca
provocando una gran tormenta
arrastrando en la correntada
cosas que no se.
Entre pasto mal cortado una torcacita salta
de acá para allá hundiendo sus patas en la
pluralidad del agua estancada.
Con sus sombras los álamos apenas
balbuceando en este suelo quebrado
en este suelo de cultivo manzanero
el nacimiento de un nuevo día.
Sangre púrpura que mancha el río.
Sangre salpicada a gritos, en el río.
y las torcazas
y los gorriones con sus pechos anaranjados
victimas enjauladas,
del cazador victimario,
chorreando sangre purpura mezclada
con el temor de la mierda de pajaro.
empapando el suelo engomado
de la chata que lo trajo
surcando margaritas y frutos rojos
por toda la ruta. De regreso se empapa de sangre.
sangre en el cielo de Cristo son
dios Pan dios Pan
y las torcasitas perforadas.
Caballos del sur
Los caballos del Sur
sueñan que la nieve sella la puerta
El dueño se mete en la cama
igual que un oso para hibernar
Al atardecer
la yegua da a luz
y el dueño nisiquiera
ha traído una lámpara
Tres caballos en fila corren
hacia la meseta nevada
Tres estrellas se encienden
brillantes a lo lejos
A la mañana en el camino
huellas que nadie reconoce.
Xi Chuan
Traducción Miguel Angel Petrecca
Invierno
Etiquetas: eclosión poética
Este es el momento en que el pelo se vuelve
blanco, el momento en que la constelación
de Orión pasa cerca nuestro, las almas
se deshidratan y la nieve cae fuerte sobre
la oficina a la entrada de la fábrica,
una muchacha sentada recibe una invitación
y atraviesa el suelo del salón de baile
con sus luces fantasmagóricas,
un escritor aficionado deja de escribir,
y comienza a preparar el alimento
para los gorriones del amanecer.
La nieve cae, la bosta de caballo se congela.
El contador de pueblo bailando
entra a la ciudad.
Un gato se detiene a medio camino,
se debate utilizando dos voces.
Un cuadro no comprendido
durante la infancia permanece
incomprensible.
El taxi cubierto de nieve parece un oso polar.
Su motor está roto, la temperatura
ha bajado hasta cero. No soporto verlo
rendirse, por eso escribo con un dedo
en su ventanilla: “Te amo”.
Cuando mi dedo se desliza por el vidrio
este emite un ruidito “chchch” de felicidad,
como una muchacha que, esperando un beso,
despide un brillo.
Las enfermedades no se ponen
de moda en el invierno, las enfermedades
tiene su propio plan.
La canilla congelada ahorra cada gota de agua;
el mar congelado nos ahorra nuestra muerte.
Cada vez que me despierto en medio
de la noche, justo es el momento
en que el fuego de la estufa acaba
de apagarse. Bajando de la cama descalzo
camino hacia la estufa, juego con las tenazas
hasta que la llama (que se había ido
sin despedirse) regresa al mundo
con un chisporroteo, entibiando el aliento
y la saliva de la noche. Para el hombre
que ahora está soñando con una manada
de lobos, mi fuego puede ser su salvación.
Tengo ganas de decirle: que incluso
en el corazón del invierno el fuego sigue
quemando; que si la manada de lobos
e teme al fuego, sin duda, es porque
entre ellos hay alguien que en el pasado
se quemó con fuego.
Héroe que irrumpís en mi cuarto
rompiendo la puerta: podés llevarte
el dinero que guardo bajo mi cama,
podés llevarte el fuego de mi estufa,
pero no podés llevarte mis ojos
ni mis pantuflas- no podés simular
que sos yo viviendo en este mundo.
Una dirección sin nombre y apellido
me deja largo rato en silencio, una cara
ha sido olvidada, y sin embargo: otra vida,
otra manera de pasar el tiempo,
ha creado la sangre y la carne
de otra parte mía. Con la dirección
en la mano camino por la calle llena de viento
y nieve, ¿por qué persona seré rechazado
o bienvenido?
Restos de flema: señal de vida.
El frío ha subestimado nuestra resistencia.
Xi Chuan
Traducción Miguel Angel Petrecca
Murciélagos al atardecer
Etiquetas: eclosión poética
En los cuadros de Goya traen pesadillas
al artista. Volando hacia arriba,
hacia abajo,
a derecha y a izquierda, murmuran
furtivamente sin llegar a despertarlo.
Una felicidad indecible aparece
en sus caras casi humanas.
Estas creaturas que parecen
pájaros pero que no lo son,
completamente negros
se funden con la oscuridad,
como semillas que nunca florecerán
Como demonios sin esperanza de redención
ciegos y crueles, llevados por su voluntad,
cuelgan a veces boca abajo de las ramas
igual que hojas secas,
excitando nuestra lástima
En algunas historias
se concentran en húmedas grutas;
cuando el sol cae tras la montaña
es su momento para salir de caza,
parir, luego desaparecen
Pueden obligar a un sonámbulo a unírseles,
arrebatarle la antorcha de su mano y apagarla;
pueden alcanzar a un lobo merodeador
y hacerlo caer mudo por un precipicio
En la noche, si un niño no puede dormir
es sin duda porque un murciélago
evadiendo los ojos hinchados del guardia
llegó hasta su lado para hablarle del destino
Uno, dos o tres murciélagos,
no tiene riqueza ni patria, ¿cómo puede ser
que traigan felicidad? La luna creciente
y menguante gastó sus plumas.
Son feos, sin nombre.
Su corazón de piedra nunca pudo conmoverme
hasta que un verano hacia el atardecer
al pasar por mi vieja casa vi unos chicos jugando
y sobre sus cabezas aún más murciélagos
El atardecer arrojaba sombras sobre la calle
y doraba el cuerpo de los murciélagos
Revoloteaban sobre las puertas descascaradas
pero nada tenían para decir sobre el destino
Entre las cosas antiguas un murciélago
es de aquellas que generan una especie
de nostalgia.
Su postura pausada hizo que me detuviera
un largo tiempo en ese barrio,
en la calle donde crecí.
China, Xuzhou 1963 - Poeta, ensayista y traductor.
Viste el mar
Etiquetas: eclosión poética
Viste el mar
imaginaste
el mar
imaginaste el mar
luego lo viste
eso es todo
viste el mar
y lo imaginaste
pero no sos
un marinero
es así
imaginaste el mar
viste el mar
tal vez incluso te gustó
a lo sumo es así
viste el mar
también imaginaste el mar
no querés
morir ahogado
eso es todo
todo el mundo igual
Han Dong (Nanjing, 1961)
Traducción Miguel Angel Petrecca
Mi abuela
Etiquetas: eclosión poética
Mi abuela tosió,
y mil gallos se despertaron.
Mil gallos cacarearon,
despertaron a diez mil personas.
Diez mil personas salieron del pueblo,
y los gallos del pueblo aún cacareaban.
Tosiendo aún,
mi abuela hablaba de su abuela,
su voz cada vez más débil.
Parecía la voz de la abuela
de mi abuela cada vez más débil.
Mi abuela habló
y habló hasta que se detuvo,
cerrando los ojos.
Pareció como si la abuela
de mi abuela
hubiera muerto recién entonces.
Xi Chuan
China, Xuzhou 1963 - Poeta, ensayista y traductor. - Traducción: Miguel Petrecca
Templo Zhen Shan
Etiquetas: eclosión poética
¡Qué distendido parece el banano!
Un perro ladra, mordiendo sus propias pulgas,
y cansado de ladrar más tarde se tira a dormir.
Una chica da vuelta las hojas de loto,
mientras su hermano va con un balde hacia la huerta;
todo alrededor, montañas, montañas,
como el hábito abierto de un monje.
Unos campesinos cavan en el campo de ajo,
y la luz penetra en la tierra:
así es cómo los muertos obtienen la felicidad.
El barro extraído del fondo del estanque
se apila junto al borde:
vivimos en una época llena de revelaciones.
Yang Jian
China, Maanshan, 1967. - traducción: Miguel Petrecca
trabajan y trabajan sin hablar
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Ahora que empezó el calor el patio
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Ahora que empezó el calor, amaneció
el patio repleto de las amarillas margaritas
que en el otoño pasado plantaste. De polen plagado
en el día mas largo de lo que va del año
ese polen que hace que estornudes
mientras contemplamos como de los tallos
van desprendiéndose sus viejas flores
para florecer ahora que empezó el calor
y vos pintas tus uñas acorde a la estación
que comienza esta mañana.
Mañana (sobre un poema anterior)
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Me miraste sacando tu corpiño para dormir,
tus ojos estaban cansados, me di cuenta que
también hoy estoy cansado. Por la mañana del sábado
te pones el vestido que tiene tachas en la espalda
aquel que en una liquidación compramos juntos, tomas
la novela chick lit, junto al sol a leer mientras
afeito mi cara para sacar la desgracia, de ésta semana,
que no es garantía de nada.
Toda la noche te la pasaste roncando
Etiquetas: BR
Toda la noche te la pasaste roncando
roncas cuando estás muy muy
CANSADA. Así cansados del fatal año del tigre,
no el borgeano sino el chino, que nos dejo demolidos
en la continuidad de los eclipses para que vos
ronques con tu pijama negro de los redondos y
yo en la contigüidad del espacio repase unas líneas
de Guillermo Tell.